martes, 14 de diciembre de 2021

Belenes, duelo y acompañamiento

Para acompañar mejor a una persona querida que atraviesa un proceso de duelo en estas fiestas, seamos comprensivos, empáticos y muy conscientes del dolor que esta persona puede sentir. 


Entendamos que probablemente no reaccionará como siempre, que quizá se muestre indecisa, que tal vez tenga menor energía o que tenga las emociones a flor de piel y pueda desbocarse en ira o llanto a la menor provocación.


Como amigos y familia, lo mejor que se puede hacer es guardar silencio en un exabrupto o abrazarla si lo pide, o tomar la mano, en respeto absoluto de su tiempo y de su proceso, sin querer dar palabras de aliento o sin querer apurarla a salir del momento que atraviese. 


No es momento de conminarla a pensar en lo que podrían opinar otros; es momento de hacer espacio para ella, de protegerla, abrazarla y abancarla ante los demás; es momento de volverse un sitio de seguridad del que esa persona pueda asirse en caso de que lo necesite y lo solicite; pero también es momento de estar al pendiente para acudir al ser llamados.


Recordemos que la sensación de nostalgia, el dolor por la ausencia duran tiempo, que no es algo que pueda trascenderse en dos o tres meses, porque muchas veces la persona en duelo necesita volver a hablar de aquella pérdida y sentir que a los suyos no se les hace extraño. 


Si llamas a una persona en duelo y no acude a tu invitación una, dos o tres veces, no la juzgues, no la sueltes, acompáñala en su espacio y déjale saber que vas a estar allí en caso de que lo necesite, porque a una persona en duelo no hay que dejar de acompañarla. La paciencia, la comprensión y la empatía serán las herramientas más importantes en el acompañamiento.


Toca entender que el momento de compartir con la familia, que sentarse a la mesa y vivir la ausencia del ser que ha muerto serán muy difíciles para el doliente. En caso de que haya niños pequeños, abrir los regalos puede volverse un momento doloroso, si se compartía con un padre o madre que ha muerto. 


Si la persona significativa que falleció es un hijo pequeño, los hermanos y los padres de ese niño sentirán más dolorosa la mordida del recuerdo en esos momentos. Por eso es importante saber estar, saber guardar silencio y saber abrazar si somos requeridos.


Es importante que estemos sólo si nos consideramos capaces de estar y que no vayamos más allá de lo que nos sintamos capaces de hacer para acompañar con cariño, compartiendo momento dolorosos con una persona que ha tenido la confianza de abrir sus emociones y sus sentimientos con nosotros. 


En la medida en que le demos al doliente la confianza de expresar su dolor, de sentirse seguro al tocar sus emociones y le permitamos abrir sus sensaciones, mejor se podrán expresar para sanar un corazón en duelo.


Seamos parte de la solución, apoyemos con ajustes a nuestras tradiciones y demos espacio para que los dolientes se sientan parte integral de la construcción de una nueva forma de celebrar la Navidad…



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