sábado, 4 de julio de 2020

Transformar el sufrimiento en logro

Nadie dijo que este viaje sería sencillo. 

Ya nos tocó la sacudida. A todos, aunque a unos más y a otros, menos. 

Hoy estamos ante la oportunidad de hacer un balance y entender dónde estamos parados. Primero tenemos que entender qué se movió afuera y qué se cayó adentro, cuál es la realidad interna y cuál la externa. Nos corresponde saber qué sucedió, qué tranvía nos arrolló, toca saber qué afrontamos, qué queremos ordenar, qué necesitamos resolver; a dónde queremos llegar y qué herramientas tenemos para hacerlo.

Buscamos significados en lo que nos ocurrió, porque nos sentimos incómodos sin ellos, porque lo natural en el Ser Humano es encontrar significados, el rito, el sentido. Y no podemos inventar el sentido de nuestra vida; es un trabajo interior que nos requiere encontrar eso con lo que nos sentimos cómodos, coherentes; eso que llena nuestro corazón.

Cómo salimos o no de la crisis; cómo nos vemos al final de la situación que nos sacudió; qué tanto nos permitimos sentir o nos volvemos irreflexivos, depende de nosotros; lo cierto es que todo lo que nos sucede hace que se incremente la posibilidad de conocernos.

Y de cuánto nos conozcamos dependerá cómo manejamos nuestras reacciones, cómo manejamos el coraje y qué tan preparados estamos para perdonar y perdonarnos.

Entonces estaremos en posición de dejar de pelear con la situación. Podremos soltar lo amarrado, retirar la carga afectiva y dejar ir; reconoceremos nuestros recursos y nuestros límites y podremos definir con qué actitud y templanza enfrentaremos lo que venga.

Esta manera de enfrentar el destino inevitable nos permitirá regalar el testimonio de algo que sólo los seres humanos podemos lograr: Transformar el sufrimiento en logro.

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